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sábado, 13 de junio de 2015

Cosas que debes saber del sol este verano

Si bien todos sabemos que el sol es imprescindible para nuestra vida, también es cierto que nuestro ritmo de vida ha hecho que el sol pueda suponer un riesgo para la misma. La radiación solar que llega a nuestro planeta es habitualmente filtrada por una capa conocida como la capa de ozono, evitando que esta pueda ser dañina para nosotros. Sin embargo, la liberación de diferentes sustancias químicas a la atmosfera por parte del hombre ha provocado la aparición de agujeros en esta capa, provocando que pase una mayor cantidad de radiación.

Aunque la radiación solar se divide en tres tipos, A, B y C, a día de hoy la radiación solar más peligrosa para nuestra piel es la del tipo B (UVB). Para protegernos de ella, utilizamos lo que se conocen como fotoprotectores, sustancias químicas que bloquean el paso de la radiación a nuestra piel, evitando que esta pueda quemarse.

Sin embargo, no todos los fotoprotectores son iguales, porque tampoco lo son todas las pieles.
Fuente: Pixabay


Por eso, un dato importante que tenemos que tener en cuenta a la hora de elegir el fotoprotector que más nos conviene es el FPS o factor de protección solar. Este valor nos indica el aumento de protección que ofrece a nuestra piel con respecto a una piel sin protección. Es decir, si una piel determinada tarda un periodo de tiempo concreto en quemarse sin protección, cuantas veces más tardaría en quemarse tras aplicar el fotoprotector. Para calcular este valor, se divide la dosis mínima de radiación UVB que produce enrojecimiento de la piel con fotoprotector, entre la dosis mínima que la produce sin el fotoprotector.

Un buen consejo a la hora elegir que FPS es más adecuado para nosotros es valorar el fototipo de nuestra piel. El fototipo puede resumirse como la capacidad que tiene nuestra piel para broncearse y evitar las quemaduras, de forma que si nuestra piel es pálida y tenemos facilidad para quemarnos, debemos elegir fotoprotectores con FPS elevado, superior a 30, mientras que si tenemos una piel oscura y no nos quemamos bajo el sol, con un fotoprotector de baja protección tendremos más que suficiente.

No obstante, también hay otros factores que debemos tener en cuenta a la hora de elegir el fotoprotector como es la capacidad de reflejar la radiación UVB de las superficies, ya que estas potencian nuestra exposición. Aunque es común asociar el uso de fotoprotectores a zonas como la playa, lo cierto es que la capacidad de reflejar la radiación del mar es muy baja. Las zonas más peligrosas son aquellas en las que existe nieve recién caída o zonas arenosas.
Igualmente, la altitud a la que nos encontremos o nuestra proximidad al ecuador también son factores de riesgo en los que debemos incrementar nuestra protección.

Por último, también os resultará útil saber que aunque estemos bajo una sombrilla o en un día nublado, debemos utilizar fotoprotección ya que tanto las nubes como la sombrilla dejan pasar parte de la radiación, por lo que también podemos quemarnos sin darnos cuenta. También es recomendable evitar perfumes o productos con alcohol cuando vayamos a tomar el sol y sobre todo, nunca olvidéis proteger bien vuestros ojos con unas gafas adecuadas.


Siguiendo estos sencillos consejos evitaréis tener problemas con el sol ya que, aunque vosotros no os acordéis de un año para otro, vuestra piel no olvida las quemaduras. Por eso y sobre todo si aún tenéis dudas, os aconsejamos que vengáis a vernos. Además de tener una amplia gama de fotoprotectores adecuados para cada parte de vuestro cuerpo, os recomendaremos cuál es el más adecuado para vosotros, con total confianza.

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